lunes, 15 de junio de 2009

Primer semestre, un miedo constante


Con la experiencia de algunas amigas y familiares que tuvieron pérdidas durante el primer semestre de su embarazo y recordando lo duro que fue para ellas superar esa situación, la idea de perderlo rondo mi cabeza los primeros 3 meses.

Los acontecimientos durante este periodo se me confunden un poco, recuerdo claramente que fue de angustia, nervios, miedo y malestares físicos, pero además fue de mucha fe y a medida que pasaba el tiempo crecía la ilusión en mí.

La primera vez que fuimos al doctor (recomendado) tratamos de confirmarlo con ecografías pero no se vio nada, luego de exámenes de sangre a la semana siguiente la repetimos y solo vimos un saquito, pensé que había problemas como un embarazo fuera del útero, o un embarazo sin embrión, finalmente luego de 3 angustiantes semanas, escuche su corazón por ultrasonido y volví a llorar, definitivamente tenía una vida en mi vientre.

Después de eso lo contamos, mis viejos saltaban de alegría sobre todo mi papa que me pedía un nieto a gritos. Cerca de las 8 o 9 semanas tuve sangrado que me paralizo a la larga fue solo un susto y algo relativamente normal dentro del embarazo. Deje de hacer mis actividades cotidianas como trekking o montaña, se que tal vez no fue lo mejor, pero el constante miedo de una perdida tiraba por la borda toda salida que pretendía hacer.

Las nauseas y cansancio fueron un capítulo aparte, con un sueño constante andaba visiblemente aletargada. Vómitos diarios por las mañanas y tardes al llegar a casa después del trabajo (aparentemente por el vaivén del famoso transantiago), por suerte con mayor fortuna que otras madres esta etapa solo duro unas desde la semana 9 a la 12 con exactitud.

El resto de las semanas pasaron rápido, en los primeros 3 meses baje ½ kilo, entre exámenes y la ultima ecografía que descartaba la presencia de Down en mi bebe se fue el primer trimestre. Al transcurrir el tiempo de peligro y malestares, cada día me sentía un poco más mamá.

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