jueves, 2 de octubre de 2008

Simplemente nuestra milla


Escribo desde las oscuras penumbras del duelo, hemos perdido a un integrante de mi familia, a la matriarca, la compañera de mi Renato y la mamita de mis melliz. Hoy se fue mi milla, nuestra milla. Tengo mi traquea atragantada con un nudo, unos deseos incontenibles de llorar y un sentimiento de despojo.


Siempre se habla de los que ya no están y de lo bueno que fueron, en este caso no podría ser mas acertado, Milla fue la mejor, nunca se quejo, nada le dolía, siempre estaba conforme con todo y comía lo que le pusieran por delante, no rechazaba ni un solo plato de comida, a pesar de lo cansada que podía estar, subía bajaba, corría, saltaba todo para complacernos, por lo mismo se que el corto tiempo que alcanzo a estar con nosotros fue feliz.


Nos propusimos hacer que sus años finales fueran los mejores de toda su vida, se que lo logramos, le fascinaba salir, donde fuera aunque sea una pequeña vuelta a la plaza de la esquina, igual iba saltando y rebosando alegría, saco energía de sus reservas para los últimos paseos que incluyeron ascensos de 600 mt. de altura, ahora se que le pasaron la cuenta, fue a la playa y la nieve, conoció el viento y el agua, el campo y las plazas, estos 2 años los dedico a vivir todo lo que no vivió cuando estuvo cautiva.


Sin embargo, aunque no lo queramos, esta la idea de que pudimos hacer algo mas, que de alguna forma fuimos responsables de su muerte. Sin importar lo que nos digan, pensaremos que le fallamos, que no tuvimos la lealtad suficiente con ella, la misma que nos enseño, nosotros no la pudimos retribuir como se lo merecía.


La vieja, la guatona, milla milla, como sea que le nombraramos ella entendía, nunca dejo de entender, por eso se que donde este ahora me entiende, nos entiende y sabe que hoy daríamos lo que fuera por tenerla aunque sea una hora mas con nosotros. Ella nos cuida al igual que cuido a mis niños, mi casa y mis cosas, Hoy es un ángel, nos mira y puedo jurar que ella esta tranquila y feliz, sin quejarse y cuidándonos como siempre lo hizo desde acá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No puedo dejar de llorar, por mi milla...me hace falta...

Tavo.